sábado, 14 de mayo de 2011

CAMPAÑA: “La Hoyada: Un Santuario para Recordarte”

EL CUARTEL “LOS CABITOS” DE AYACUCHO, CENTRO DE DETENCIÓN, TORTURA, EJECUCIÓN EXTRA JUDICIAL Y DESAPARICIÓN FORZADA DE PERSONAS.
LOS HECHOS
En mayo de 1980 el partido comunista del Perú – Sendero Luminoso, inicia el conflicto armado con la quema de ánforas en Chuschi- Cangallo- Ayacucho; en un primer momento centró su ataque a los miembros de las fuerzas policiales y a las autoridades políticas y civiles. El 29 de diciembre de 1982, el entonces presidente Fernando Belaunde Terry, dispuso el ingreso de las fuerzas armadas en la lucha contrasubversiva en Ayacucho y se instala el Comando Político Militar de Ayacucho, a cargo del General Roberto Clemente Noel Moral como Jefe Político Militar y de esta manera comienza el denominado periodo de la militarización del conflicto armado interno en el departamento de Ayacucho.
A partir de enero de 1983, se inicia un proceso sistemático de detenciones ilegales, secuestros, torturas desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales. En esta fase, la cifra de violaciones a los derechos humanos, tanto por parte de los miembros de las fuerzas del orden, como de los integrantes del PCP-SL, crecen en forma alarmante. Las propias víctimas y familiares de los afectados por la violencia política, denunciaron que el principal centro de detenciones, torturas y ejecuciones extrajudiciales eran la Casa Rosada (Ubicada en la Urbanización Mariscal Cáceres)  y el Cuartel del Ejército “Los Cabitos”, y que dentro de dicho cuartel, existían cementerios clandestinos donde se enterraban los muertos en fosas comunes. El General Clemente Noel Moral, negó en todos los tonos que el Cuartel “Los Cabitos” sea un centro de violaciones a los Derechos Humanos.
En el año 2003, la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) informó que entre los años de 1983 y 1984, miembros del Ejército Peruano del Cuartel BIM “Los Cabitos 51” tenían una estructura jerarquizada rígida por su condición militar, que el Comando Político Militar tenía a su cargo el planeamiento y ejecución de las operaciones militares que se realizaban en la zona, que las instrucciones emitidas por el comando eran acatadas por todo el personal bajo el riesgo de ser sancionados por desobediencia; el Jefe Político Militar de Ayacucho del año de 1983, ha señalado que su despacho se encontraba instalado en el interior del Cuartel “ Los Cabitos” y que esta instalación militar era su casa. Desde esa perspectiva, resulta evidente que los altos mandos de la citada instalación militar han tenido el dominio y control de los actos violatorios a los derechos humanos (desapariciones, torturas y ejecuciones extrajudiciales en la base militar de los cabitos (1983 – 1985) conforme lo ha señalado la CVR.
A la fecha las investigaciones vienen demostrando que quienes cometieron estos crímenes, actuaron  bajo las órdenes de los jefes políticos – militares de Ayacucho, durante los años de 1983, 1984, y 1985: Los Generales Clemente Noel Moral, Adrián Huamán Centeno y Wilfredo Mori Orzo. Noel comenzó la política violatoria de derechos humanos, Huamán la intensificó y Mori no solo la continuó, sino que intentó borrar las pruebas de sus crímenes mandando a construir el horno en el que ordenó que fueran incinerados más de 300 cadáveres. No obstante la negativa de todos ellos, las evidencias se están desenterrando.

El periodista Ricardo Uceda en su libro “Muerte en el Pentagonito” señala literalmente “Entre la matanza de Accomarca, el 14 de agosto, y la destitución del general Mori, el 17 de septiembre, el Comando del Ejército decidió desaparecer todos los cadáveres enterrados en Los Cabitos desde 1983.  Uno de los más interesados era, obviamente, el general Wilfredo Mori; quien ya tenía suficiente con dar las explicaciones por las matanzas cometidas bajo el ejercicio de sus funciones, como para dejar abierto el riesgo de que se descubriera el cementerio clandestino del cuartel, con muertos ajenos y propios. ¿Cuántos habría bajo tierra? Por lo menos quinientos”. Más adelante el autor sigue describiendo: “con el propósito de desenterrar y desaparecer los cadáveres, a fines de agosto, el comandante Martínez puso a trabajar a un piquete de agentes de inteligencia armados con instrumentos de labranza. Cuando anochecía, iban al sureste del cuartel y picaban con una barreta el territorio contiguo a la pista de aterrizaje del aeropuerto de Huamanga, un descampado de dos mil metros cuadrados  donde yacían los muertos (…) Martínez luego le explicó a Jesús Sosa (posteriormente integrante del grupo Colina) debía identificar los posibles lugares de entierro  en los predios del cuartel, y ayudar a desenterrarlos y calcinarlos en el horno construido para el propósito, junto a la pista de aterrizaje” (Ricardo Uceda, “Muerte en el Pentagonito”. Edit. Planeta Colombiana, 1ra Edición, Noviembre de 2004. Págs. 135-136).

En enero de 2005, la Primera Fiscalía de Derechos Humanos,  inicia con las diligencias de cateo y exhumación en el territorio contiguo al Cuartel “Los Cabitos” denominado “La Hoyada”, las mismas que continuaron durante los años 2006 al 2010, durante este largo proceso de exhumación se ha logrado encontrar fosas individuales y colectivas conteniendo restos óseos de más 109 personas entre varones, mujeres y niños (54 corresponden a cuerpos íntegros) la mayoría con prendas de vestir, las manos atadas, la cabeza cubierta y presentan orificios en el cráneo; asimismo, se ubico el cimiento y base de la construcción del “horno”, el tanque de combustible, tuberías PBC con cables eléctricos, tubos galvanizados y otros elementos que habrían servido para el encendido y alimentación de combustible al “horno” donde se habrían incinerado los restos de las víctimas desaparecidas; en las cercanías del horno se encontraron además, abundantes fragmentos de restos óseos calcinados y carbonizados asociados a ladrillos, cauchos y otros.

Los hallazgos señalados en los párrafos precedentes, son pruebas fehacientes  e irrefutables de la existencia del cementerio clandestino en el Cuartel los cabitos y de la responsabilidad de los jefes militares de entonces, en las graves violaciones a los derechos humanos perpetrados en dicha base militar. Ahora con absoluta certeza podemos señalar  que el Cuartel BIN 51 “Los Cabitos” era un centro clandestino de reclusión, tortura, ejecución extrajudicial y desaparición forzada de personas.

La Justicia se abre paso, en los próximos meses se dará inicio al Juicio Oral o Juzgamiento contra altos mandos militares que estuvieron a cargo del Comando Político Militar de Ayacucho y del Cuartel Los Cabitos durante el año de 1983, siendo estos los procesados CARLOS ARNALDO BIRCEÑO ZEVALLOS, HUMBERTO BARI ORBEGOZO TALAVERA, PEDRO EDGAR PAZ AVENDAÑO, entre otros.

UN SANTUARIO POR LA MEMORIA

Por todo lo expuesto existen razones humanas, históricas, éticas y jurídicas suficientes  para declarar el territorio del Cuartel “Los Cabitos” denominado “La Hoyada” como SANTUARIO POR LA MEMORIA DE LAS VICTIMAS DEL CONFLICTO ¡El Santuario será un homenaje a las víctimas de las reclusiones ilegales, torturas, ejecuciones extrajudiciales  y desapariciones forzadas ocurridas en el cuartel “Cabitos”, en la Región y en el País.

El santuario será el espacio histórico de recuerdo a todos las víctimas del conflicto armado interno originada por la acción cruenta de sendero luminoso y la política de represión indiscriminada que se generó desde el estado peruano. En memoria de ellos, reclamamos desde el Movimiento Ciudadano de Derechos Humanos Ayacucho que NUNCA MÁS los atropellos a los derechos humanos en Ayacucho y en el Perú. El santuario será el espacio de reflexión y compromiso por la verdad, la justicia y la no repetición de hechos tan crueles como los que vivimos en nuestro país.

OBJETIVOS DEL SANTUARIO POR LA MEMORIA

Se propone como objetivos:

1.- Constituir un espacio de para que los familiares de las víctimas puedan conmemorar a sus familiares desaparecidos y así contribuir a la recuperación y procesamiento de las pérdidas sufridas


2.- Conservar y proteger el escenario natural y actual donde se instalaron los cementerios clandestinos del Cuartel los Cabitos; las estructuras internas y externas del horno, tanque de combustible, cables de alimentación y otras instalaciones.


3.- Promover el Santuario como un centro de memoria y reflexión para la sociedad peruana a cerca de las violaciones a los derechos humanos.

MOVIMIENTO DE DDHH AYACUCHO “para que no se repita”

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